19 jul 2012

Un sueño hecho realidad


Me pasé días, semanas y meses enteros preguntándome como sería ver ponerse el sol al horizonte sobre el mar. Mi cabeza hacía cábalas una y otra vez, y todo porque yo vivo en la llanura, rodeada de tierras fértiles aunque secas durante el verano. Buscaba incesantemente la compañía adecuada para poder desplazarme hasta el lejano mar y admirar aquella estampa, pero siempre me era negada. No entendía por qué nadie se prestaba a acompañarme, por qué ese afán por ocultarme aquella belleza, por qué esa obsesión por encerrarme en mi casa y mantenerme el mayor tiempo posible allí. Pensé que tal vez  todo era una maniobra bien forjada para que yo no me desilusionase al ver que aquel atardecer soñado no era tan bonito ni impresionante como yo creía.  Otras veces pensaba que sólo intentaban hacerme daño impidiéndome disfrutar de ese sueño que tenía.

Di vueltas, vueltas y más vueltas, y cualquier conclusión a la que llegaba era peor que la anterior. Al final decidí que lo mejor era olvidarme de aquel sueño, dejar que ocurriese si es que tenía que ocurrir, no forzar la situación y no desesperarme más.

Hasta que llegó el día, algo premeditado por cierto, en el que algunos amigos me invitaron a acompañarles a un pueblo costero. La emoción recorrió todo mi cuerpo, pensé que esta vez si, se haría realidad mi sueño. Y así fue, el mismo día de llegar a aquel lugar, me fui directa a la playa, una cala preciosa, y me senté a esperar que ocurriese lo que tantos años llevaba esperando. Todo fue mucho más maravilloso de lo que jamás hubiera imaginado, jamás olvidaré el color rojizo del cielo reflejado sobre la inmensidad del mar. Y ahora me pregunto ¿si todo era tan perfecto, por qué tuve que esperar tanto tiempo para contemplarlo?

10 jul 2012

Cabeza por favor


Hay días en los que te das cuenta de que vives rodeada de personas irresponsables y te hace plantearte muchísimas cosas. Últimamente creo que la gente se ha vuelto loca, a muy corta edad, o sin posibilidades económicas, o sin tener una pareja estable… tienen hijos no deseados. En determinados casos creo que algunas parejas lo pueden ver como una posibilidad para estar juntos, dado que en la tremenda situación económica que atravesamos que dos jóvenes se vayan a vivir juntos es imposible. Creo que fuerzan la situación para que sus padres les permitan estar juntos. Y ¿qué ganan con ello? Porque  a mi me parece una locura, sólo acortas tu juventud, obligas a tus padres a asumir una responsabilidad que no es suya y te obligas a ti mismo a buscar un futuro en una profesión o en un oficio que tal vez no era el deseado. Otras personas simplemente piensan que mantener relaciones sexuales sin protección jamás llevará a un embarazo, lo cual me parece lamentable, dada la cantidad de información que tenemos al alcance de nuestra mano.

No sé que me parece más lamentable, si el joven que busca ese embarazo para vivir con su pareja, o el que no utiliza protección en sus relaciones pensando que el embarazo no llegará. Ya tenemos bastantes problemas, como para añadirnos uno más innecesariamente. Creo que lo bonito de esta vida es dejar que las cosas sucedan cuando tengan que suceder, así llegará nuestra independencia, nuestro trabajo, nuestra pareja... y cuando todo esto esté seguro, si nos apetece y con mucha cabeza nos planteamos tener hijos.

8 jul 2012

Monotonía


  Llevo todo el año esperando a que llegue el verano, porque los días son largos, hace buen tiempo y se pueden hacer muchas cosas. Estos meses he ido haciendo cábalas, imaginando momentos, excursiones, actividades, fiestas… Pero van transcurriendo los días, y nada, ni un plan sale adelante, sigo pasando los domingos encerrada en mi casa al igual que el resto del año, los sábados no hay fiesta como había antaño. Cuando parece que un día puede ser mejor que el anterior, que hay algo diferente, siempre llega la típica persona cansada de hacer planes y vivir durante toda la semana y lo único que quiere es descansar, quedarse en casa y me arrastra junto con ella para que todo en mi sea una absoluta y aburrida monotonía. No se como salir del pozo en el que estoy metida, siento que las personas que dicen quererme o apreciarme, sólo se preocupan de si mismos, jamás piensan en como puedo llegar a sentirme yo. Nadie imagina la frustración tan grande que tengo, las ganas de vivir algo emocionante aunque sólo dure unos segundos, esa necesidad de sentir el aire en mi cara, de bailar, de tomar un café, de visitar un lugar diferente, de escuchar la naturaleza, de sentir el sol sobre mi piel, de gritar y ensordecer en un instante, de todas y cada una de las cosas que en estos instantes os pasan por la cabeza. Vivimos rodeados de egoísmo puro, jamás pensamos en el prójimo, solo nos importamos nosotros mismos. Creo que debería empezar a ser que viaja en solitario, que vive nuevas experiencias solo y que no necesita a nadie para disfrutar y ser feliz. Cuando digo que mi adorado perro es el mejor amigo que tengo y el único ser en el mundo que no me ha fallado jamás no me equivoco. Él es el único que se preocupa por evitar mi tristeza y mi soledad. Gracias a todos los que me rodeáis por contribuir a que mi vida sea tan emocionante.

7 jul 2012

Un año de dolor


 Cuantas horas, minutos y segundos pasaron desde la última vez que me decidí a escribir, casi un año, y ahora puedo decir que éste ha sido el peor año de toda mi vida. Estoy sola, encerrada en mi prisión de barrotes de oro, sin aire para respirar, sin espacio para volar, para caminar o simplemente para sonreír. Cada día me alejo más de la vida real, de esa vida de la que apenas quedan vagos recuerdos en mi memoria, y me acerco más a la muerte, esa gran desconocida que me va pisando los talones. Es difícil vivir dentro de un oasis en mitad del desierto, porque aunque trates de llegar a la civilización es prácticamente imposible, hay millones de posibilidades de perderse en el intento. Y aquí en medio de mi oasis, solo tengo tiempo para pensar, pienso en todo lo que la vida me dio y de golpe y porrazo me quita cada día.

Es cierto que he sido una persona bastante cruel, y tal vez me merezco la mayor parte de las cosas que me pasan, el universo pone a nuestros pies pruebas grandes para comprobar nuestra calidad humana y para que redimamos nuestros errores. Pero no tengo el corazón tan podrido como para que me haya hecho llorar hasta que me doliesen los ojos y se cortase mi respiración, hasta el punto de perder la consciencia y sólo desear morir y acabar con todo el sufrimiento. No merecía ser arrancada de los pasos que yo iba siguiendo cada día con más devoción, de la luz que iluminaba mi camino incluso en las noches más oscuras, de las palabras sabias y los buenos consejos de la vida misma. No merecía quedarme sin aquel último beso que todas las personas que aman a otra ansían, ni tampoco quedarme sin el calor de unas manos que te apoyan y te guían, sin la posibilidad de cumplir todas y  cada una de mis promesas. La vida me lo quito todo de un plumazo, y lo único que me dio a cambio fue una gran desesperación y un gran tormento, el saber que fallaste en todo a la persona que idolatrabas. Me quede hundida en la más absoluta de las miserias, rogando que cada una de mis lágrimas y cada segundo de mi dolor infinito sirviese para reparar todos mis errores. Fui en contra de mis propios principios, que en momentos como éste desaparecen, y creí que me estaba mirando y que algún día me iba a perdonar por el daño que le hice, aún confió que esto sea así. Y el devenir de la vida quiso ensañarse conmigo, y sin permitir que mi alma recobrase la paz, me volvió a golpear muy duro. No  merecía ver el sufrimiento en el rostro de quien más amo en la vida, ni tampoco escuchar a la muerte acercarse con paso audaz pero sigiloso. No merecía ver hundirse todo mi mundo y no poder hacer nada para remediarlo, ni merecía soportar que todo el mundo te diga que el final esta a la vuelta de la esquina, que el desenlace no esperará más que un puñado de minutos. No merecía sentir el último aliento de un ser amado, y tampoco sentir el frio de la muerte entre mis manos.

He aprendido a llorar en silencio, a sufrir más bajito cada día, a desear que la muerte me lleve con ellas lo antes posible, para no perder ni un segundo más sin estar a su lado. He aprendido que da igual como sea el corazón de cada uno, creo que yo ya redimí todos mis errores con todo el dolor que he sentido y siento  y con las lágrimas que derramé y derramo cada día. A pesar de todo la vida se sigue ensañando conmigo, me mantiene en mitad del desierto, en mi oasis dorado, sin la más remota posibilidad de cruzar al otro lado y ver el mar.

8 ago 2011

Aprender a vivir con la tristeza

Las cosas cambian en un solo segundo, cuando eres más feliz sucede algo que convierte lo que te rodea en desdicha. Últimamente he aprendido que la vida se puede ir en cualquier momento, que debo disfrutar cada segundo, porque no sé si mañana podré hacerlo. El problema está en cómo disfrutar de la vida y ser feliz, cuando nada favorece que esa felicidad exista.
Mi vida diaria es demasiado aburrida, únicamente estudio, estudio y más estudio. Soñaba con mis vacaciones de diez escasos días para poder desconectar, descansar y disfrutar de la vida. Pero sólo pude aprovechar los dos primeros días. Fueron momentos maravillosos con el sonido de las olas de fondo, los rayos del sol sobre mi piel, la inmensidad de la naturaleza ante mis ojos… Todo fue estupendo, o al menos de forma relativa. Nada es perfecto, porque uno siempre sueña con determinadas cosas, y los sueños rara vez se convierten en realidad. Necesité cosas que no tuve, ansié determinados momentos…. Pero no pudo ser. Algunos fantasmas trataron de nublar mi mente, pero no se lo permití. Hice lo más correcto, dejar la mente en blanco, no pensar, tratar de ser feliz. Y no me puedo quejar, esos días fui inmensamente feliz.
A mi vuelta esperaba una semana tranquila, en la que poder relajarme, dedicarme a mi gran placer la lectura, que habitualmente tengo olvidada, y el cine, para el que por desgracia tampoco tengo tiempo. Pero una llamada lo cambió todo, en un segundo mis vacaciones se convirtieron en las peores de mi vida. Me pasé los días y las horas pegada al teléfono esperando que no sonase por nada del mundo, en la sala de espera de la UCI de un hospital, con la inmensa angustia de esperar que llegase la hora de visita, con el miedo constante de entrar ahí y que al salir todo hubiese cambiado para siempre, con la horrible sensación de estar perdiendo a alguien que quieres, en el difícil lugar de tratar de animar a alguien que anímicamente está hundido y cuando eres tú mismo el que necesita ese ánimo. En la incomodidad de aquellas sillas, con el ambiente tan cargado y sin casi oxigeno para respirar, con el bullicio tenso del llanto ajeno por el dolor, me di cuenta que mi vida es muy difícil, que no soy todo lo feliz que me gustaría, que en momentos determinados me gustaría escapar de todo, pero que no me puedo quejar, porque en el fondo soy feliz. Tengo la inmensa suerte de tener salud, y tengo a mi familia directa cerca de mí, dándome todo su amor y su cariño. Ahí comprendí también que es necesario dar un abrazo, un beso, decir te quiero a todas las personas que amamos, porque tal vez mañana no haya tiempo. Entendí la necesidad de abrir las puertas de nuestro corazón y de nuestra vida para dejar que las personas que nos rodean formen parte de esa vida.
Mis vacaciones no fueron las soñadas, no logre descansar ni física, ni mucho menos mentalmente, pero la vida continua. Debo afrontar todo lo que se aproxima, con la esperanza de que dentro de poco la UCI sea un lugar lejano, que todo evolucione a mejor y que no deba visitar más el hospital. Debo ser fuerte para entender que algunas personas no opinan lo mismo que yo, que no quieren o no pueden permitirme formar parte de su vida al 100%, que ponen un muro infranqueable, que me quieren de una manera diferente a como les quiero yo. Cada persona demuestra el amor de una manera, y debo aprender a vivir con amores diferentes, aunque eso duela.

21 ene 2011

Una decisión difícil

No puedo quitarme esa voz de mi cabeza, esas palabras que llegaron al fondo de mi corazón, en el fondo queremos lo mismo, pero la forma no fue la adecuada. En aquel momento, sin pensar demasiado, llena de confusión prometí una cosa sin darme cuenta que cumplir esa promesa me haría daño. Ahora estoy entre dos caminos, cumplir mi promesa y por lo tanto ocultar algo trascendental, algo que va a venir a mi mente constantemente, intentar que no parezca que mantuve aquella conversación, negar una evidencia, engañar a alguien que está dentro de mi; o tengo otra opción, incumplir mi promesa, fallar a la persona que confió en mí, liberar mi conciencia al saber que no oculto nada, ayudar con mis palabras a entender una realidad difusa. Pero me doy cuenta que en ambos casos voy a fallar a alguien, y en ambos casos alguien va a sufrir por mi culpa, y en ambos casos voy a sufrir yo. No entiendo nada, esa conversación no debió existir, lo cambió todo, y ahora no puedo dejar de sentirme mal. Se lo que tengo que hacer, cumplir el fondo a mi forma, y eso si lo cumpliré, aun que me deje la vida en ello, serás feliz.

10 ene 2011

Frustración

Hoy siento una gran frustración dentro de mí, creo que nadie en el mundo me entiende. Además cada vez que trato de ayudar a alguien únicamente consigo el efecto contrario, perjudicarlo, o perjudicar la relación que hay entre esa persona y yo. Tal vez soy demasiado diferente a los demás, puede que mi forma de pensar y de actuar no sea habitual, y que por ello el resto de las personas no me entiendan.  Tengo la sensación de  que cada vez que trato de ayudar a alguien, que cada vez que doy un consejo o simplemente cuando trato de tener un buen gesto, lo único que recibo es una mala contestación, un mal gesto. Debería tratar de cambiar, no preocuparme por nadie, pensar solo en mi misma… pero esto sería tan egoísta que me haría daño. Siento que no puedo dejar de pensar en los demás de tratar de ayudarlos… siempre pongo lo mejor de mí en cada cosa que hago, por ello cada vez que rechazan mi ayuda, cada vez que me dicen una palabra indeseada, me hundo en la más absoluta miseria No sé como sufro más, intentando ser egoísta y no preocupándome de las personas que quiero, o escuchando a esas mismas personas lanzar palabras hirientes contra mí. La única verdad en todo esto, es que haga lo que haga, yo seguiré sufriendo.